Discurso de un cadáver (en dos sonetos)


I

Me corretean bichos por encima

Noto sus patitas cosquilleando

El olor que para otros es nefando

A estos pequeños les gusta y anima


Porque es mi putrefacción su alimento

Mis blandos ojos ya han fagocitado

Y varias capas de piel devastado

Será hasta el hueso su entretenimiento


Pero incólumes siguen los recuerdos

¿Qué sucede? ¿Es que no llega el olvido?

Del mortuorio lecho no han huido

Alegrías locas, pesares cuerdos

Penas malsanas, castigos, venenos

¡Todos mis llantos de miseria llenos!


II

Voy a esperar un poco más, tumbado

Acaso al disgregarse el cuerpo entero

Al no ser ni de carroña un rimero

Solo polvo, seré polvo olvidado


Olvidado de mí mismo, del mundo

Olvidado de todo cuanto existe

Solo alma (sin el cuerpo que la viste

Ay, sin ese trozo de carne inmundo)


¿Me será dado de una vez olvidar?

"Seguro", me susurran los fantasmas

Y dejo de ahogarme en mis propias miasmas

Por fin: no tengo nada que recordar

Soy ya solo energía sin sentido

A la dulce nada por fin rendido.




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