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Mostrando entradas de noviembre, 2022

Madrigal para mi suegra

Hoy, ¡ay! me he encontrado al llegar a casa Cansado de trabajar Con ánimo bajo, ilusión escasa Harto de este no parar ¡Un potaje de acelgas! Qué contento me he puesto, qué alegría Ésta era la comida (Esta y ninguna otra) que yo quería ¡Vorazmente engullida! ¡Si te llamo, me cuelgas! A no ser tengas potaje de acelgas Entonces, me contestas Yo combato la desolación negra Con acelga y chorizo Y también con la ayuda de mi suegra Que ha sido ella quien lo hizo.

Ruidos y dolores

 (Dedicado a Daniel Aragonés) Decidió un hombre leer un poema Lo hizo como si tal cosa, sin pensar O pensando: "nada me puede pasar" No le importaba métrica ni tema Ni si era lira, madrigal o lema Eran, en tiempo, solo dos minutos Pero nacimientos, vidas y lutos Dentro de aquel soneto (o anatema) Se le revolvieron, con gran disgusto En las tripas, corazón, alma, mente ¡Le empezó a doler la hernia, qué susto! Era un poema en todo diferente A los miles hasta entonces leídos: ¡Generaba dolores y ruidos!

El camino y la puerta de la villa

  Somnium igni I y II Letra de Derby Motoreta´s Burrito Kachimba   Ha venido atravesando el tiempo Esa luz que anoche despertó De las cenizas de un corazón negro En este desierto brotará una flor Con los ojos que la vi en otro sueño Me contó que todo giraba alrededor   Y el camino ha sido largo Pero he de llegar, vive Dios Que en la puerta de la villa Espera mi corazón   Con un beso del trueno a la montaña En el valle resuena la verdad Y en la villa lavando el pañuelo Sus ojillos te hablaron de amor Escuchaste el sonido del cielo Y todo fue como una respiración   Y el camino ha sido largo Pero he de llegar, vive Dios Que en la puerta de la villa Espera mi corazón   Por la puerta de tus ojos abiertos La luna negra rebosa Por una vela de entrada al infierno La primavera te invita a regresar Si despierto en la línea de fuego Que los cuervos se lleven mi amor No hay disparo sin un retroceso Y la lluvia será alivio para el dolor   Y el

Un zombi contra una tapia

  Un soneto (Este soneto fue enviado a un concurso, y como a menudo sucede se lo pasaron por los cojones... ¿será una mierda? Lo dejo al arbitrio del buen lector)   Érase un zombi sin nariz pegada ¡Habíasele caído la napia! Intentaba avanzar contra una tapia No se le daba un ardite de nada   Ni narices perdidas ni comidas (Y es que ya había ingerido unas cuantas) Tampoco era enemigo de las plantas Ni repetía expresiones manidas:   “Cerebros, cerebros”. Iba a lo suyo Inexorable intentaba su avanze Cual un personaje de videojuegos Mas de la gravedad del muro, intuyo No era consciente el muerto, y en su lance Persistía, ¡sin atender a ruegos!

Canción del asesino

(Dedicado a José Luis Pascual) Meteré vuestras almas en mi saco Y me comeré vuestros corazones ¡Mis tenazas para vuestros pezones! Cuando dejéis de mirar, os ataco Los restos en una maleta empaco Para esto no preciso de razones Es el corazón: sigue inspiraciones Cazo en el mar humano como un mako Unas veces cazo porque tengo hambre Otras porque tengo sed (sed de sangre) Algunas veces en percha de alambre Cuelgo vuestros pellejos, que el palangre Con pulcritud me consiguió, y decoro La cueva angosta y oscura en que moro.

Lo abominable

Caminaba por entre callejuelas Sucias y pestilentes, solitarias En aquellas horas intempestivas No podía con mis cansadas suelas Nocturnas estrellas, estacionarias Parecían mirar, inquisitivas A aqueste caminante distraído  No buscaba otra cosa que perderme Con la esperanza de así perder también Al fantasma que me había mordido La memoria que con enloquecerme Amenzaba, como un arma en mi sien Poco a poco lo había conseguido No sabía en qué parte de la ciudad Me encontraba en esos tristes momentos Fue entonces que de repente un gruñido Que remitía a alguna monstruosidad Hizo que olvidara aquellos tormentos Salí corriendo, espantado, demente Sin saber a dónde me dirigía Recortada una iglesia en luz de luna Me dije: tal vez allí encuentre gente  Notaba que aquello me perseguía El reloj de la torre tocó la una Alocada huida, desesperada Pareciome que nunca llegaría Al templo en la parte alta de aquel barrio Con la puerta por fin casi alcanzada Temí que cerrada la encontraría Mas la empujé,

Cinismo y mansedumbre

    Este microrrelato ha sido desechado, denostado y pateado en el trasero por la organización de un concurso de Getafe de microrrelatos negros: como no podía ser de otra manera, añado otra muesca a la culata de mi revólver: el enésimo fracaso. Aquí lo dejo por si a alguien le gusta. ... —Los cínicos no sirven para este oficio —sentenció el inspector ridícula, pomposamente.    Sin embargo contesté como el subalterno lameculos que pretendo ser:    —Menuda frasecita, señor. ¿Carver, tal vez?    Resopló, un cerdo hozando entre la mierda, como solía hacer cuando se quedaba sin respuesta. Pero orgulloso, tan pagado de sí mismo que si alguien le sacara la polla del culo y le llamase maricón, afirmaría que sencillamente estaba cagando carne... Un sargento de hierro cutre.    Siguió haciendo como que analizaba la escena del crimen, cuando en realidad se dedicaba a esforzarse por no volver a echar la pota después de la borrachera de la última noche.    En uno de sus despistes recogí un trocito