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Mostrando entradas de marzo, 2022

Cuatro sonetos después de leer La Llamada De Cthulu

  I Con el húmedo aún bajorrelieve Que Wilcox aterido y en pijama Sorprendido de no estar en la cama Modeló (mano firme, fiebre leve) Empieza el relato impío, blasfemo Que al profesor Angell quitó el sueño Y a su albacea y nieto (nuevo dueño Del ídolo) tornó, mucho me temo De cuerdo en poco tiempo a demente. En Nueva Orleans degradada gente En Groenlandia nefastos esquimales… Las pesadillas se hacían reales Acerca de esa primigenia entidad Que humilla la propia noción de “maldad”.   II El Gran Cthulhu, que duerme en R´lieh Es quien manda en sueños esas visiones Aunque su espera dura ya eones No tiene prisa, sabe que hay quien lo lee Quien lo oye, lo siente y lo celebra Ora aquí con macabras canciones Ora acullá con mutilaciones Cada hilo en su momento ya se enhebra Con el hilo que le va a corresponder Para la horrenda, inevitable trama Que tarde o temprano se ha de tejer. De momento te visita en la cama Y sólo a los adeptos co

Distracciones (un soneto)

El trabajo duro no cura el alma Pero la mantiene ocupada un rato Una piedra no desvía el regato Y el Diacepam tan solo el cuerpo calma La mente bulle inquieta y sin recato Escupiendo a tu cara de improviso Su verdad: acuchilla sin aviso Aquí te pillo, aquí te violo y mato Pero igual el trabajo recompensa Y hasta el Diacepam, ¡y los cabezazos! Pues feliz es siempre aquel que no piensa También pueden servir besos y abrazos Pero ¿trabajar ocho horas al día? ¡Muy pocas para esta melancolía!

La inmarcesible semilla

[Este cuento fracasó estrepitosamente en una convocatoria, lo publico de aquí para los futuros estudiosos de mi obra y figura]                                * ¡Planchette se mueve! Por fin. Llevo horas esperando que la causa paranormal se manifieste, encerrado en este agujero apestoso y oscuro; huele a meados viejos, a sangre, a palizas, a iniquidad. Aquí pasó siete años de su vida Danilo Trajano, el actor que despertó mi interés, precisamente, por todo lo relacionado con lo paranormal; fue con su película «La inmarcesible semilla», puede que su único fracaso de taquilla (luego dejó de intentar hacer otra cosa distinta que su personaje de siempre: Cuchillo, ese asesino justiciero y loco que no se cansa de follar y drogarse). En fin, a lo que iba: por única vez en su carrera, Danilo interpreta en este film a un estudioso de lo oculto que se enfrenta con los fantasmas de su pasado para intentar reconciliarse con su presente. La película me impresionó vivamente y pronto me vi emulando al

Sobre la fatalidad (un soneto)

[Advertencia al lector: este poema puede ser cantado con aire de villancico] Alguien ha saboteado tu coche Hoy vas a morir en la carretera ¿Crees que verás pasar tu vida entera Justo antes de entrar en la eterna noche? Aunque no cojas el coche, morirás Vas a caerte por las escaleras Las vas a recorrer al vuelo enteras Y de refilón una sombra verás: La vieja Parca, estaba decidido: Esta era tu fecha de caducidad No quedarás tonto ni malherido Vas a palmar, amigo. Fatalidad No importa que estés, o no, redimido La Muerte tiene hambre: esa es la realidad.

Otro soneto dedicado a JL Pascual

Me pide un amigo que haga un soneto Sobre el maldito, protervo trabajo Improviso versos antes del tajo En el descanso termino un cuarteto Uf, qué asco, vuelvo, otra vez, a trabajar  Retomaré más tarde, si me acuerdo O si al acordarme aún sigo cuerdo ¡Y si las musas me quieren visitar! Mas, querido amigo, ¿qué pasaría Si dejase este soneto a la mitad? ¿O mucho peor: si lo terminase Pero sin gracia, sin armonía? ¡No, nunca! Os pido: un tiro descerrajad Sobre mí, vil, antes de que eso pase.

Contra los católicos

Contubernio falaz de despiadados Mordedores en la sombra, se meten Debajo de tu cama y arremeten Hasta en contra de tus mundos soñados Su fatal prédica te contamina Quiéraslo o no, te contamina, amigo Mal campo, mala simiente, mal trigo Se amparan siempre en la excusa divina... Roban cuanto pueden y como quieren Fiestas, nombres, costumbres ancestrales Agregan a su equipo a los que mueren (O matan), lo hicieron con Voltaire, pobre... Trocan sin cesar los bienes en males ¡Venden agua embotellada salobre! Son peste y maldición, no son más que eso Y a pesar de saberlo nos comemos Con fingida delectación el hueso Seco hueso, que nos tiran. ¡Recemos!

Inneres auge (soneto)

 [Dedicado a José Luis Pascual] Pides un poco de luz en mis versos Pues no me entretendré en buscar afuera Poca luz en esta sociedad huera Vuelvo hacia el Señor de los Universos Llámale Allàh, Satán, Buda... No importa Son marionetas por la misma mano Dirigidas. Lo que digo no es vano: No existe ningún dios, pero conforta Al alma rota, al corazón quebrado La imagen de un ser todopoderoso Nos ha creado, se muestra amoroso O vengativo; feliz, cabreado... Es que es literatura, al fin y al cabo Por tal la creemos de cabo a rabo.

"Vomito serventesios"

Asalto por la espalda a un policía Le robo el arma, le quito el seguro Miro al cielo, espero a que Dios sonría Y me vuelo los sesos. Todo oscuro. Sigo acelerando, ciento cincuenta Me quito el cinturón de seguridad Importa poco ya cualquier afrenta Doy un volantazo. Todo oscuridad. He encontrado una caja de pastillas Hace meses que por nada me alegro Pero oye: esto empieza a hacerme cosquillas Río; cierro los ojos. Todo negro. No puedo parar de llorar, no puedo Mis manos tiemblan, mi visión es niebla Salto al acantilado y mientras ruedo Cesa este llanto. Bendita tiniebla. Coso versos descosidos al alma Locura y frío del libre albedrío Pero es que solo mi canto me calma Poesía: triste consuelo mío.

Metempsicosis verde

   Primero el viento llevó polvo y tierra sobre mi losa, llenando los surcos de las letras talladas en la piedra, hasta que una pátina marrón uniforme la cubrió por entero.     En tanto crecían hierbas en los bordes de la lápida, como en fila, delineando el rectángulo que ya era invisible.    Luego la lluvia hizo barro, y más tarde el sol lo endureció. Y durante años el ciclo se repitió indolentemente.    Las plantas dejaron de seguir el surco recto marcado por el borde de la lápida, ya olvidada a unos centímetros de profundidad, ya empezándose a quebrar y disgregar; y todo se cubrió de verde, cual si fuese el campo que antaño sin duda fue.    Las raíces medraron, locas se enredaban, blancas y flexibles como gusanos, se multiplicaron; unas crecieron más que otras, y en la superficie, del tallo tímido, el futuro arbolito devino en tronco. Cada estación más duro, más alto, cada paso hacia el cielo significaba otro paso hacia el centro de la Tierra; cada brazo que se estiraba en busca de

Hiperemesis

Vomito Vómito El vómito soy yo Y por mucho que vomito No termina de salir la mierda Vomito Pero no es liberador Es como si me vomitara dentro Vomito mi cerebro Mi corazón Mi estómago Vomito serventesios Liras, sonetos y silvas Y por más endecasílabos que cierro Sigo sin terminar de vomitar Toda esta puta mierda que llevo dentro ¡Acaba ya de vero! ¡Rompe la entraña de este infierno de carne! Pero no acaba Ni acabará Hasta el último rechinar de dientes El último agónico estertor En la puerta fría, postrera Del espanto supremo.

El beso de Marina (silva)

¡Marina me dio un beso! ¿Qué le escribo, lira, silva o soneto? ¿Digo que perdí el seso Cuando al fruncir los labios Me indicó con un gesto Que acercara mi boca? (Parece que con la emoción, no poca Voy tirando para la silva loca) Sirvan estas líneas De palabras níveas Pulcras y bien hiladas De simpar y mágico cuento de hadas: Érase una vez, digo Escucha bien, mi amigo Que Marina, antes de irse, me dio un beso ¡Por poco me caigo y no salgo ileso!

Descenso Austral (Soneto dedicado a Baudelaire)

Dime, luna, ¿cuándo caerás del cielo? Dime tú, ronca entraña de la tierra ¿Qué secreto tu corazón encierra Que te hace no reventar hoy el suelo? Vil corazón que lates en mi pecho Deseas romper tu jaula de hueso Tu icor es que la sangre más espeso Dime, ¿cuándo ejercerás tal derecho? ¡Poderes de la Tierra y el Infierno Manes de mi hogar infecto y corrupto Viejas Moiras ciegas y deslenguadas Tú, Hefesto, guardián del fuego eterno Señor del Tártaro, Plutón abrupto! ¡Llevad mi alma ya a las simas heladas!

La pena (soneto)

Qué profunda pena asquerosa y puta Que de vivir me arrebata las ganas Que las pasadas glorias torna vanas Que mi cuerpo consume, mi alma enluta Solo ansío ya beber la cicuta Me despierto triste por las mañanas Tras el sopor de las noches malsanas Ni a Dios le importa ni el Diablo se inmuta De esta horrible y turbia melancolía Que trata de postrarme día a día  Escapo a veces en catorce versos Mis sentimientos en ellos inmersos Rabia, furia, incluso alegría, dolor Todo cabe en mi soneto redentor.

A los bancos y sus importunos mensajes (lira)

"Invita a un amigo" Me dicen en un mensaje del banco ¡Prefiero quedar manco! ¡Desnudo sin abrigo! Mira que antes el corazón me arranco ¿Que a mi amigo le invite A que le roben, le tanguen, estafen A que su vida gafen A que entre en el convite Como tentempié, y con su vida arrasen? Ah, truhanes banqueros Pedidme antes más bien un enemigo (Que me importará un higo) Podéis comer enteros A todos mis contrarios, que maldigo Pero no os daré gente Que me importe y que quiera, malnacidos ¿Y que sean comidos? Por vuestra gula ingente Devorados, esquilmados... Venga, ¡Idos!

Camiones (un soneto)

Estaban los camioneros en huelga Pero no veía yo camioneros Estarían, puede, en sus agujeros Rumiando odio, imaginando que cuelga Cada político, cada empresario De una cuerda... O soñando esto tranquilos Eran sus caballos de cien mil kilos Monturas dormidas fuera de horario Los que dejaban su impronta en mi almario: Extraordinaria caterva, bestiario Acero, caucho y barrigas vacías Ellos muertos de hambre mientras el hombre Se enreda fiero y fenece en porfías Como abandonados niños sin nombre.

Instrucciones

Un soneto es un poema rimado Solo de endecasílabos compuesto Cada rima ocupa un preciso puesto Será consonante, ¡por descontado! ¿Sobre qué ha de tratar? Eso es variado Puede hablar de amor, muy típico es esto Pero también de odio, y de todo el resto Y con alma, mejor que desalmado. Siempre habrá de empezar con dos cuartetos (Rima el cuarto con el verso primero Y el segundo siempre con el tercero) Y después, acabar con dos tercetos (En estos el esquema es más flexible) ¡Para escribir uno has de ser sensible!

A un plagiador

Te detesto, siniestro No miento, no soporto tu presencia  ¡Regálame tu ausencia! Me arrebatas el estro ¡Se me infusa, oh maldito, la ciencia! Si tú fueras un culo Ya renunciaría a la sodomía Sin duchas de agua fría  Cabizbajo cual mulo Al topar tu horrible fisionomía... Copiar es de cobardes Como insultar a las madres, canalla Tu estampa vil: ¡mal haya! Y si en la hoguera no ardes ¡Te fusilen contra un muro a metralla!

Lira insomne de la madrugada

 La madrugada viste Falsa, impúdica, fatal y rastrera De pesadilla en ristre Sus galas de ramera Lo que se complace en ser y siempre era Falsa: su pesadilla Irrumpe en mi cama sin ser llamada Aparta mi mantilla  Con su vil mano helada Y me desvela antes de la alborada Impúdica: en pijama O a medio vestir, yo en cueros, desnudo Ufana entra, no llama Grita con grito rudo: ¡Despierta, maldito holgazán barbudo! Fatal: pues va cargada De inquina y hiel, cargada de venganza De su mirada airada Infiero de matanza Sed insaciable, y también: burla, chanza Rastrera: que se arrastra Como el rey gusano, que a la carroña Su vida y sino amarra Complácese en la roña ¡Puta, de su vientre nada retoña! Y a pesar de todo esto Es mi hermana, mi amiga bien amada La quiero y la detesto Fatídica, encantada Hora funesta de la madrugada.

La lira del creador

Mi intención es componer Sin tema particular, una lira Y empezaré con poner Que sin haber menester ¡Una verdad creo de una mentira! ¡Pues qué! Si no existía Esta lirilla que ahora estoy creando (Y que nadie se ría) ¡No existía hace un día! Y ahora, presto, ya la voy firmando Que nadie me replique: De la inexistencia he creado yo algo Permitid que me aplique (Sin que nadie se pique) Tratamiento de "demiurgo". ¡Lo valgo!

El veneno que nutre (soneto)

Querría vomitar toda esta mierda Hasta vaciarme o hasta darme vuelta Y recuperar mi figura esbelta O deforme, pero sin que me muerda La boca horrenda, de dragón o cerda O de perro, o demonio... boca envuelta En mil dientes y traiciones; disuelta En su saliva mi iniquidad lerda Vomitar querría todo el veneno Mas de nuevo lo trago, amargo, y peno Arrastrando mi dolor y ponzoña Que a cada día renace, retoña Con ímpetu asesino en mi corazón ¡Brota de mi propia alma esta quemazón!

Bordando (soneto con final a lo haiku)

Habiéndome llegado ya el ocaso Decidí prepararme para el paso Postrero, acaso, o no (era bien escaso Mi conocimiento al respecto, craso) Busqué, pues, instrucción, consejo y guía Entre la perenne filosofía  Religión, historia, ¡Hasta astrología! Mas advirtió la intuición: «desconfía» Y echando mercaderes de mi templo Vaciando anaqueles, quedando solo Sin consejos ni consejeros, sordo Y ciego, y mudo, a la Nada me inmolo Y una nueva «Nada Llena» contemplo: En paz la muerte espero mientras bordo.

Al final de la senda muerta

Para aquestos versos, mi esfuerzo: pingüe Aunque no me los lean, los ignoren O que aún sin leerlos, los pignoren A la espera de la edición bilingüe Cuando en mi pináculo me deslengüe Y ya no cante, en billetes me entierren Cuando las pasadas glorias detenten Mi única literatura; yo, exangüe Moraré, cual Cthulhu, bajo tierra O bajo mares, o en los altos templos En Tíbet, o en Las Hurdes, sin dar guerra Como una rémora, sin dar ejemplos Ni de rimas ni de sonetos: fanal Sin luz, que no conduce más que al final (Al final de la senda muerta).

Nictálopes y noctívagos

 Fran y Marina eran nictálopes y noctívagos Nictálopes por querer verse mejor El uno al otro Cuando paseaban ciudades dormidas Noctívagos por no querer Ninguno de los dos Dejar de patear esas ciudades dormidas Mas no por la propia belleza de las calles a oscuras Ni por los acasos luminosos Que derramaban las encorbadas farolas Ni por el canto de ambulancias y grillos Ni por la luna, ni por las estrellas Ni por la contaminación que de tanto en tanto las oculta Eran noctívagos por no querer Ninguno de los dos Dejar de pisar la espalda de la urbe En compañía del otro Enganchados los ojos con las miradas Las manos entrelazadas Y los pasos al mismo ritmo El que tamborileaban los corazones Por eso eran, son Nictálopes de verse Noctívagos de acompañarse en la oscuridad.

Discurso de un cadáver (en dos sonetos)

I Me corretean bichos por encima Noto sus patitas cosquilleando El olor que para otros es nefando A estos pequeños les gusta y anima Porque es mi putrefacción su alimento Mis blandos ojos ya han fagocitado Y varias capas de piel devastado Será hasta el hueso su entretenimiento Pero incólumes siguen los recuerdos ¿Qué sucede? ¿Es que no llega el olvido? Del mortuorio lecho no han huido Alegrías locas, pesares cuerdos Penas malsanas, castigos, venenos ¡Todos mis llantos de miseria llenos! II Voy a esperar un poco más, tumbado Acaso al disgregarse el cuerpo entero Al no ser ni de carroña un rimero Solo polvo, seré polvo olvidado Olvidado de mí mismo, del mundo Olvidado de todo cuanto existe Solo alma (sin el cuerpo que la viste Ay, sin ese trozo de carne inmundo) ¿Me será dado de una vez olvidar? "Seguro", me susurran los fantasmas Y dejo de ahogarme en mis propias miasmas Por fin: no tengo nada que recordar Soy ya solo energía sin sentido A la dulce nada por fin rendido.

Extremun felatio

El hombre entró en el despacho masajeándose salvajemente la entrepierna. El director del prostijurasic-vip estaba acostumbrado a todo tipo de excentricidades, y sin embargo esta actitud socarrona le causó cierto malestar. «Será cosa de la edad», se dijo. -Siéntese, por favor. -Gracias. Iré al grano, si no le importa. Como director de un establecimiento dedicado a que los seres humanos, los adinerados, practicasen cualquier tipo de sexo con dinosaurios clonados, había escuchado variantes de esta misma presentación innumerables veces. Asintió, pues, con un amable gesto. -Me conoce y sabe que no es la primera vez que vengo. Y si ha mirado mi ficha, como supongo que ha hecho, antes de darme cita, sabe también que siempre vengo a ver a Eva, la Diplodocus... -el masajeo de la entrepierna en este momento pasó a ser frenético, casi furioso-. Me gustaría... ¡casarme con ella! Este fue el momento en el que el director, a pesar de haber ganado tanto dinero, y a pesar de poder seguir ganando tantí

En Mojácar (soneto con estrambote)

Me ha gustado pasear con vosotros Bajo cielos irisados de nácar Por las estrechas calles de Mojácar Los dos niños trotando como potros Tú admirando puertas verdes y azules Mientras Oli trama con artería Bastian buscando una panadería... Las nubes cerniéndose como tules Cuando admirando el mar desde el mirador Te he observado en el azul recortada He deseado verte enamorada Pero no de este pueblito encantador Ni del mar ni del sol ni de los niños ¡De mí! Feliz, respondiendo a mis guiños Inundada de mí, de mis cariños.

Mar y Lorena (un soneto)

 He conocido a Mar, recién nacida Casi todo lo tiene pequeñito Desde los ojillos hasta el dedito Sirva este soneto de bienvenida Hace tanto que conocí a su madre Ella misma apenas era una niña De nombre Lorena, apellido: Piña Entiéndase que esto aún no me cuadre: ¡Que sea madre la pequeña Lore! Y su descendencia en el mundo more De cualquier manera: ya no será una A partir de ahora, indivisibles dos Como día y noche, el sol y la luna Si una se atraganta, la otra tiene tos.

Nuestra literatura (un soneto)

 «Vaya mierda de consuelo»  (Frase de Román Sanz Mouta en conversación privada entre genios) Dijo Román la frase lapidaria La que encierra el sentido del fracaso (El nuestro). Literatura de ocaso De la tremenda Nada partidaria Desde nuestras cárceles: libertaria A veces muda (de gritar acaso) O callada (si nadie le hace caso) Al dinero, a agasajos: refractaria Nuestra literatura es orgullosa Pasando de un zulo a otro zulo airosa Leída y querida por cuatro gatos Denostada por los perros pazguatos Al cabo el proceso es la recompensa ¡Tengamos de este arco la cuerda tensa!