Ruidos y dolores
(Dedicado a Daniel Aragonés)
Decidió un hombre leer un poema
Lo hizo como si tal cosa, sin pensar
O pensando: "nada me puede pasar"
No le importaba métrica ni tema
Ni si era lira, madrigal o lema
Eran, en tiempo, solo dos minutos
Pero nacimientos, vidas y lutos
Dentro de aquel soneto (o anatema)
Se le revolvieron, con gran disgusto
En las tripas, corazón, alma, mente
¡Le empezó a doler la hernia, qué susto!
Era un poema en todo diferente
A los miles hasta entonces leídos:
¡Generaba dolores y ruidos!
Jajajajaja... La maldición del poema. Con este me has calmado.
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