El dominio en el arte de la Mayonesa

 

Ejercicio de escritura automática escuchando el tema “Indian Summer”, del disco Focus, de Jan Akkerman y Thijs Van Leer (5:51)

Los gloriosos mondadientes de todos los héroes que algún día fueron no representan en el cómputo de lo nominado ni siquiera el ápice vespertino de una singularidad recia. Esto es necesario. Además de todos aquellos vermiformes que se vieron implicados en la cadena de mayonesa indiferente, estuvieron muy entrenados los salmones: qué bonitos salmones, qué graciosos y temerosos de Dios, tal que pequeños antipodistas o juanes de yepes. Estas noticias no me las invento, sin embargo, son así. Y al compás de lo creado, los refranes emergieron salerosos del ágora endiosada de Éfeso: ¿quién tendrá la desazón de comprobar los caminos que no estén insertos en el liber nobis, también conocido como libro de instrucciones del corazón? Nadie más que yo, yo, siempre yo: ese ser de pastillas y miedo.

Por otra parte el medio ambarino en que se gestaban los tártaros no es de los mejores, y esto se demuestra no solo en su sabor, también en su acumulación de sarro y pecados al fabricar alfajores en Java: nada es tan peligroso.

 

Comentarios

  1. Aplausos.
    Me has vuelto a inspirar, cabronazo de mierda, Mayoneso... Jajajajaja

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  2. Por fin sacaste a relucir el hinojo de la espátula.

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